Robin tomó los documentos y los hojeó distraídamente antes de firmar con su nombre.Después de firmar, no le devolvió los documentos a Irene, sino que levantó la vista y preguntó:—¿Te sientes mejor del brazo?Irene guardó silencio por un momento y respondió:—Mucho mejor.Robin la miró.—¿Y tu salud en general?—También estoy bien.El hombre asintió despreocupadamente.—No te agotes demasiado. Si puedes delegar trabajo, hazlo.—Está bien. —ella dudó un instante antes de preguntar: —¿Hay algo más, señor Robin?Robin la miró en silencio.—¿Tienes tanta prisa por irte?Irene no lo negó:—Tengo cosas que hacer.Robin entrecerró los ojos ligeramente y, después de un momento, preguntó:—¿La reunión de exalumnos es este fin de semana?Irene no esperaba que él recordara eso.Asintió y, después de un momento, añadió:—Si está ocupado, no es necesario que vaya.Cuando Robin le dijo por primera vez que la acompañaría a la reunión de exalumnos, ella había sentido cierta ilusión.Aunque sabía que
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