—Claro que sí, hoy lo he visto y esa eres tú, rebuzna, porque es lo único que podrás hacer; a la cama de mi marido nunca vas a llegar, si ese es tu plan, te diré que por favor no pierdas tu tiempo y te regreses a la cueva de dónde saliste.—Te crees mucho, pordiosera, no eres nadie, ni siquiera eres
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