Elena retrocedió, esquivando la bofetada de Rosalía.Pero tropezó con el bote de basura junto a sus pies y cayó sentada en el sofá de madera maciza, golpeándose la nuca contra el respaldo de madera.Elena se cubrió la cabeza, dolorida.—¡Mamá, no hagas eso! —Julio se apresuró a detener a su madre.—¡Julio, ¿por qué la defiendes?!Rosalía estaba furiosa. —¡Mira lo descarada que es, sin importarle nada de la casa, sale de noche a ver películas y a beber, y luego me falta al respeto! ¡Si no la corrijo ahora, después te desafiará!El doctor Julio le dijo: —Mamá, vuelva a casa, yo hablaré con Elena.Rosalía nunca antes había sido desafiada así por Elena, y aún hervía de rabia, pero pensando en que su hijo tendría que ir a trabajar mañana, se contuvo a regañadientes.Señalando a Elena, dijo: —¡Mañana temprano ve a la casa y me cuentas bien lo que pasó hoy!Elena soltó una risa fría y se levantó. —¡No hace falta mañana, lo digo ahora! ¡No quiero ser la nuera de tu familia, y tampoco cuidaré m
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