En el segundo piso del café, donde reinaba la quietud y había poca gente, Bella pudo ver a Daniel en un rincón.Daniel ya no mostraba aquel aire resuelto y arrogante de antes. Vestía una chaqueta con capucha que le cubría gran parte de la cabeza, y miraba con aire sombrío hacia un perro callejero.Después de todo, su próspera compañía tecnológica había quebrado y ahora tenía que lidiar con quienes le causaban problemas. Ya no se atrevía a actuar con tanta osadía y llamar la atención.—Por aquí. —le hizo una seña con la mano al verla llegar.Bella se acercó con calma y se sentó. Luego, tras pedir un café, preguntó: —¿Qué asunto tienes conmigo? ¿Cómo van las cosas con Anna?Daniel, con un tono de voz enojado, le contó que Anna había descubierto los sobornos que él recibía en el proyecto del teléfono móvil, y le había dado una severa reprimenda, amenazándolo con que debía devolver el dinero, o de lo contrario le iría muy mal.Él, sin importarle ya su orgullo, le había suplicado y prometid
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