Al oír eso, Javier frunció el ceño. —Contesta directamente, ¿por qué me preguntas eso? ¿Acaso crees que así podrás desviar mi atención?Bella mantuvo su expresión habitual. —Porque esta pregunta es importante, determina el estado en el que debo responder.—Ya que buscas hacer justicia por tu hija, respóndeme una duda, ¿no debería ser algo sencillo para ti?Aunque Javier sabía que no debía dejarse llevar por Bella, al pensar en que había tantas personas presentes, de pronto se sintió más seguro.Era solo una pregunta, no había nada de preocuparse.—¡Qué pregunta tan sencilla! ¡No soy como tú, que tarda y titubea al responder! ¿Qué quieres saber?Al escuchar el tono confiado de Javier, Bella no se enfadó, y con sus grandes ojos mirándolo, dijo: —El señor García dice que tu hija tiene un buen corazón, que me ayudó, ¿y yo voy a terminar con ella?—¡Sí! ¡Hay testigos y pruebas, no lo puedes negar!—¿Y por qué habría de hacer algo así? —preguntó Bella.—¡Vaya, qué interesante pregunta! —se b
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