Carlos, incrédulo, miró a Laura; ¡realmente estaba haciendo que su asistente llamara a seguridad!—No, espera—detuvo al asistente, quien ya se disponía a salir corriendo. La asistente, una joven, al ver a Carlos, un hombre alto de casi dos metros, bloqueando su salida con una mirada amenazante y airada, se detuvo, temerosa.Carlos, ahora bloqueando la puerta, no le permitía salir. La asistente pensó en intentar escapar, pero al ver la furia en el rostro de Carlos, retrocedió y se interpuso entre él y Laura.Decidió posponer la llamada a seguridad; si el hombre frente a ella intentaba hacerle daño a la señorita Laura, sería mejor quedarse aquí. Recordó las instrucciones de señor García de cuidar a Laura, así como el soborno de Diego. Decidida, decidió cumplir su palabra.Laura, sorprendida, observó a la asistente protegiéndola. Aun sin saber que era por orden de Diego, pensó en la lealtad y amabilidad de la asistente. Decidió aumentarle el sueldo cuando volvieran.Con frialdad, miró a C
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