El viaje desde Seattle hasta Denver, en Colorado, fue largo y agotador. Elegí una ruta más larga que pasaba por las majestuosas Montañas Rocosas, la Cordillera Frontal, donde se encontraba el Parque Nacional de las Montañas Rocosas, el hogar de la manada a la que pertenecía. Los paisajes increíbles y la belleza de la naturaleza se desenvolvían ante mis ojos, pero mi mente estaba llena de preocupaciones, y el vacío dejado por la desaparición de mis hijos parecía expandirse a cada kilómetro recorrido.Finalmente, detuve el coche en un punto estratégico, en el corazón de las Montañas Rocosas, el lugar donde todo comenzó para mí. Los humanos creían que el gobierno de Estados Unidos reintrodujo a los lobos en Colorado en 1999, pero la verdad era que fue Alastair, el alfa de nuestra manada, quien se hizo cargo de este sitio. Él fue el licántropo que me encontró al borde de una carretera cuando aún era una cachorra, acogiéndome como su hija. Mis padres habían sido asesinados por humanos, y A
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