Ella levantó la mano y sintió las lágrimas ardientes en su rostro, solo entonces se dio cuenta de que estaba llorando...Selene se secó las lágrimas y se preparó para darse la vuelta, pero una gota de líquido rojo que caía al suelo captó su atención.—Sangre...Los ojos de Selene cambiaron instantáneamente al ver al hombre ebrio frente a ella. Inmediatamente le quitó el saco, y como sospechaba, la camisa blanca debajo estaba manchada de rojo en el hombro, una herida... ¡estaba abierta!—Andrés, tu herida está abierta. ¿No sientes dolor?— le preguntó con preocupación.Él, medio dormido y medio despierto, al escuchar las palabras de Selene, sonrió con más amargura y señaló hacia su pecho, —Aquí es donde duele.Se veía como un niño herido, con una expresión melancólica.—¡Loco!— Selene, sin poder evitarlo, se mordió el labio inferior y luego fue rápidamente por el botiquín, cortando directamente con unas tijeras la camisa de su hombro para evitar que él luego la acusara de sacar provecho
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