Selene también conocía el temperamento de Azul. Una vez que ella tomaba una decisión con tanta firmeza, era difícil hacerla cambiar de opinión.—Está bien, está bien, tía, no te enojes. Después del trabajo, iré a empacar mis cosas— Selene aceptó a regañadientes, sabiendo que no podía resistirse a la bondad de Azul.Luego, Azul le dio un ligero golpecito en el hombro a Selene. —Así está mejor. ¡Si no aceptabas, habría empezado a regañarte!—Está bien, está bien, tía, cálmate— Selene sonrió con ternura, tratando de tranquilizar a Azul.Azul finalmente se calmó, —Voy a ir a la finca primero. Cuando termines el trabajo, iré a buscarte y juntas iremos a Armonía Urbana a empacar tus cosas. ¡No intentes escaparte de mí!—Sí, prometo esperar obedientemente en la empresa— aseguró Selene.—Eso es, así me gusta, una niña obediente— Azul asintió satisfecha, luego se dio la vuelta y se dirigió hacia la puerta de la oficina. —No necesitas acompañarme, ve y trabaja bien.Selene observó la espalda d
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