Lorena se pellizcó para mantenerse despierta, le dio mucho asco y no esperaba que se cayó en un truco tan desagradable.Empujó a Tiana sin miramientos y gritó:—¡Fuera, el señor Martín estará aquí pronto, y ninguno de los dos escapará.Al oír eso.De repente Tiana ladeó la cabeza y se echó a reír, con alegría de triunfo entre las cejas:—El señor Martín vendrá, por supuesto, sólo que la dirección que le dimos no es aquí, es otro sitio, y cuando vaya, le explicaremos que nos equivocamos de dirección.Para cuando todo se acabe, ¡será demasiado tarde!Tiana miró a Mateo y caminó hacia él y le dio una palmadita en el hombro:—¡Qué ganga, una mujer bella como la Señora Suárez es raro de ver, deberías aprrciarla.Mateo no pudo evitar agarrarle la mano y darle un fuerte beso, incapaz de ocultar la emoción que sentía en su corazón:—¡Por supuesto cariño, sigues siendo mi favorito.Con eso, no pudo esperar a levantarse y abalanzarse sobre Lorena.A Lorena se le oscurecieron los ojos y sintió qu
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