—Tienes que comer algo Diana, no puedes estar así todo el bendito día.—No tengo hambre, me duele el estómago.—pues claro que te duele, si no has comido bien en una semana, solo jugos, gelatinas y galletas, eso no te hace bien para tu salud, mira lo pálida que estás.—No quiero comer nada Carla, de verdad.—Pues no, lo siento mucho, te vas a levantar de esa cama, te vas a dar un buen baño y vamos a salir, ¿Okey? Y no quiero un no por respuesta.Diana prefirió ir a casa de su amiga Carla a tener que ir a casa de sus padres y contarle su desgracia. Tan solo de pensar en que su vida en cuestión de minutos se había vuelto un caos era muy doloroso, aún no podia creer lo que le estaba pasando, creía que era una pesadilla que no terminaba.Salió de la cama con pesar, y fue al baño, al verse en el espejo no se reconoció, estaba pálida, con ojeras y se veía más delgada, y como no, si en toda esa semana no había comido nada sólido, todo le caía mal. Se dió una buena ducha, se vistió y maquil
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