Miguel se quedó en silencio por un rato y luego dijo: —Está bien, mañana empezaré a prestar atención a otras casas. Luna rompió a llorar, tanto por su amor hacia Sergio, como por la protección y el amor incondicional de sus padres hacia ella. De todos modos, sus padres siempre serían quienes más amaran a Luna. Acostada en la cama, Luna no podía dormir, ya que cada detalle de los últimos dieciocho años se repetía en su mente. A Luna le dolía mucho el corazón y sus lágrimas fluían silenciosamente. El chico a quien Luna amaba con todo su corazón estaba destinado a separarse con Luna. «En el futuro, tomaremos dos caminos diferentes, alejándonos cada vez más, sin fecha de regreso.» «¡Sergio, mi chico, mi sueño, adiós!»***El día siguiente era fin de semana y Luna yacía en la cama sin querer levantarse. Leticia y Miguel visitaron a Luna varias veces, al ver que Luna se encontraba bien, ellos no le molestaron. Eran casi las ocho cuando Luna despertó, ella estaba sentada en la mesa de
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