Eros y Barbara habían pasado al antiguo departamento de ella para buscar sus pertenencias, no eran muchas, solo ropa, algo de maquillaje, unos tres pares de sandalias de tacones. Eros estaba impresionado, ¿Cómo una mujer podía estar con tan pocas cosas? Es que el había conocido a muchas mujeres que tenías mucho maquillaje, zapatos, ropas, accesorios y a ella solo le había visto un par de pendientes y una pulsera.—¿Esto es todo lo que tienes? —Si, yo... No he podido comprar muchas cosas para mí desde que me mudé con Kevin y Alejandra. — dijo un poco triste.— pero está bien, tampoco es como que saliera mucho, trabajaba de noche y dormía casi todo el día, así que no tenía tiempo para mucho.—Eres única, de verdad. — la abrazo y beso.— quiero saber más de ti, quiero conocerte.—Lo mismo digo señor Adams, quiero conocerte, saber todo de ti. Que hayamos hecho las cosas al revés no quiere decir que no podamos conocernos ahora.—¿Al revés?— preguntó sacando la maleta mientras Barbara cerra
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