—¡Puja, puja! No dejes de hacerlo. Pilar hacía un nuevo esfuerzo por pujar. Sufría por el dolor, pero en su rostro surcaba la gran expectativa del alumbramiento. —Vamos, Pilar, tú puedes, ¡puja! Vamos, que falta poco, ¡puja...! Peter despertó de súbito, sentándose en la cama con la respiración mu
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