María alzó la cabeza para mirar a Manuel, sintiéndose acalorada por sus caricias, rápidamente intentó retirarse.Manuel, con ojos agudos y manos rápidas, sostuvo la parte posterior de su cabeza y, inclinándose, selló sus labios pálidos pero suaves de manera dominante, saboreando su sabor de manera imperativa.—Um… —María lo miró atónita, con el rostro sonrojado.¿Qué le pasó?¿Por qué, de repente, sintió menos resistencia a sus besos y más anticipación?La mirada inocente y confusa de sus ojos, tan transparentes como el agua, tan pura como la de un recién nacido, despertó aún más la rara compasión de Manuel.Al segundo siguiente, Manuel la abrazó firmemente, aprisionándola entre la pared y su pecho, sellando sus labios con firmeza...Su beso era tierno y prolongado.Por primera vez, María sintió el cariño y la preocupación en sus besos.Su padre la abandonó.Pero aún había alguien dispuesto a tenerla, proclamando de manera autoritaria que ella era su mujer, y en adelante, nadie podría
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