—Elizabeth, no vendió nada, ¿qué vas a hacer? ¿castigarlo por qué no se dio? Simplemente que no se vuelva repetir y que nos consulte antes de hacer otra locura cómo esa. —Dirige su mirada a los dos con autoridad y Ascher asiente, él no temía, solo daba respeto—. Retírate por favor. —Ascher hace caso y se va, Elizabeth se sienta donde estaba su hijo y mira muy molesta a su esposo.—No entiendo por qué lo dejas ir. —Se cruza de brazos.—¿Qué quieres que haga Elizabeth? ¡ya pasó! ¡no sucedió y ya! —Estaba algo estresado.—Entiendo, pero ¿lo hubieses dejado? Iba a dar todas nuestras empresas por una pordiosera Robert, hay que hacer algo, ¡por Dios! ¡no podemos permitir que cometa una locura porque según él, está enamorado! —Estaba alterada y horrorizada al solo pensar de que su hijo no estaba con alguien de su clase.—No exageres Elizabeth. —Voltea sus ojos—. Está joven, déjalo que viva la vida que desea, igual se irá a Inglaterra a estudiar, estarán lejos y lo superará, su amor quedaría
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