Tras años de búsqueda, el tiempo por fin le había dado la razón.El joven príncipe heredero, nunca había sacado a su hija de la ciudad, al contrario, se las había ingeniado para esconderla entre los humanos y la verdad, lo había hecho realmente bien, pues la jovencita que acababa de subir a la limosina, alguna vez había estado en su lista de víctimas, sin embargo, incluso para él, era demasiado joven en aquel entonces.Pero ahora, no sólo su belleza había captado su atención, no, lo que lo había instado a salir de su escondite, había sido su poder, el poder de un licántropo.Con una sonrisa triunfante, el joven subió a su auto, tomó su teléfono y llamó a su cómplice de travesuras favorita.–Querida, ¿Has llegado ya a Arcadia? ––“Llegué hace un par de horas, Lucien, me marché ayer, no me digas que ya me extrañas”–dijo la voz burlona de una mujer–Cada día lejos de ti es una tortura mi querida Tabatha, lo sabes, pero, ese no es el motivo de mi llamada ––“¿Ah no? Entonces ¿Qué quieres?
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