Capítulo 199: ¡No... me Toques!
Santiago bajó del auto.César, que acababa de chocar contra el volante y se estaba recuperando, vio a Santiago acercarse y golpear su ventana.En los ojos de César brilló un atisbo de culpabilidad. Bajó la ventana y Santiago, con una sonrisa fría, dijo:—¿Quién iba a ser, sino tú? ¿Qué haces siguiéndome?César empezó a defenderse, negando que lo seguía. Pero de repente, el ruido de varios motores lo interrumpió, y enseguida, varias furgonetas rodearon a ambos, de las cuales descendieron innumerables hombres armados con palos.Eran hombres de él. César sabía que Santiago, con su astucia, posiblemente lo había atraído a propósito.En ese momento, cualquier explicación sería inútil para Santiago. Entonces, en lugar de tratar de escapar con excusas, César decidió que esa noche sería el fin de Santiago, cumpliendo así su misión.—¿Por qué? —preguntó Santiago, su mirada se endureció aún más al ver a la gente a su alrededor.César, con un gesto despreocupado y una sonrisa, contestó:—Santy, s
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