Diego, con poco entusiasmo, asintió.Como si temiera que Diego se arrepintiera, Juliana repitió:—¿De verdad? ¿No estás mintiéndome para hacerme feliz?—De verdad, no te estoy mintiendo.Diego, temeroso de que la chica frente a él llorara, consintió y dijo con cariño:—Cuando quieras volver, solo es
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