SinclairTodo pasa rápidamente una vez que llegamos al punto de entrada. Todo se ha planeado al pie de la letra para que incluso nuestra llegada sea silenciosa, encubierta, en las horas más oscuras de la noche, cuando es menos probable que nos vean. Cada uno de los coches llenos de nuestros hombres se ha estacionado en distintos puntos de las manzanas circundantes de la ciudad para que, cuando converjamos en la cloaca, lo hagamos casi en silencio y en la oscuridad. Roger y yo llegamos de primero y, para prepararnos, nos ponemos en contacto con nuestro padre en casa para informarle de que estamos en posición. Estando en las alcantarillas, nuestra capacidad para hablar con él será limitada: solo estaremos nosotros ahí abajo, junto con lo que encontremos. Papá ha respondido con prontitud, haciéndonos saber que todo está bien, si no un poco tenso, en el búnker. Esbocé una ligera sonrisa al escuchar el mensaje, pensando en Ella y Rafe a salvo y preocupados; en Cora paseándose ansiosa
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