"No fue culpa suya que ella estuviera ocupada", la defiendo, "No creo que se hubiera olvidado de él"."No lo habría hecho", responde la mujer con mucha seguridad. "Jamás. Pero el daño ya estaba hecho. El miedo y la soledad son fuerzas poderosas, y un día decidió que sería mejor destruir su mayor creación. No sé si lo hizo como un castigo o una prueba, o como una súplica desesperada, pero puso en marcha los acontecimientos para que ocurriera". "¿Cómo?", pregunto, profundamente molesta por la i
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