‘Eso no es justo’, respondo, más que frustrada. ‘Son más bien las hormonas las que hablan, no la lógica’. ‘Claro, claro’, me dice. ‘Échale la culpa al bebé’. Me acaricio la barriga. "No te culpo a ti", le digo a mi creciente cachorro. "Sin embargo, culpo a mi cuerpo". El bebé revolotea y patalea contra mi mano, como si me dijera que lo entiende perfectamente. Siento una oleada de amor tan poderosa que mi mal humor desaparece y solo puedo sonreír mientras termino de comer, contenta de habl
Leer más