Diez minutos más tarde, Clara llegó a su apartamento en Residencias Aurora.Al darse cuenta de que la puerta estaba ligeramente entreabierta, sintió al instante que algo iba mal. Recordaba haber cerrado la puerta con llave al salir anoche.¡Alguien debe haber estado allí!Clara frunció el ceño y empujó con cautela la puerta para entrar en la casa.Se quedó en estado de shock.Todos los muebles estaban dañados. Incluso había escritos en la pared.—Clara Rodríguez, zorra. ¡Muere!Las palabras estaban escritas con pintura roja. Como aún no se había secado del todo, la pintura seguía goteando por la pared. Creaba rayas rojas verticales.Todo parecía sangriento.¡Era horrible!A Clara se le torció la cara. No necesitaba mirar la cámara de vigilancia para averiguar quién lo había hecho.¡Sólo a Emilia, esa mujer tonta, se le podía ocurrir una forma tan infantil de vengarse!Clara, enfurecida, se dirigió a la sala de control de seguridad del edificio. A pesar de sus sospechas, ante
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