Sus embestidas se intensificaron, sus manos apretando firmemente mis glúteos, revelando su dominio inquebrantable. Murmuré en su oído entre gemidos:— ¡Aún lo odio! - Confesé, entregándome al momento.— Puedo convivir con eso - gruño, girando la cabeza para morder mi oído.Desprendiéndome de la pared, el Alfa me lanzó a la cama, quedándose detrás y sosteniendo mis glúteos, ajustando mi posición antes de penetrar sin piedad. Rugí alto, agarrando las mantas, mientras él se acercaba susurrando:— ¡Di cuantas veces quieras que me odias! Eventualmente, ¡creerás en eso! - Provocó Harvey, revelando su comprensión de mis emociones.A pesar de odiarlo, reconocía que estaba enamorada de él, y eso me enfurecía.— Alfa… — Grité más alto, entregándome completamente a sus embestidas rítmicas.Juntos, alcanzamos el clímax, cayendo en la cama sudada y exhaustos. Harvey me atrajo hacia él, acostándose sobre mí, su mirada fija en la mía.— No podemos escapar el uno del otro, Sophie… ¡Estamos destinados
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