La madre y la hija, cubiertas de pies a cabeza con harina blanca, quedaron muy sorprendidas y lucharon.—¡¡¿Qué es esto?!!— ¡Oh mí! ¡¡Debes estar loca!!— Susan, quien se quitó la harina de la cara y aclaró la visión, le gritó a Avery— ¿Te volviste loca? ¡¿Qué estás haciendo ahora?!—Si aparecen ante mí una vez más. ¡En ese momento, echaré agua hirviendo en lugar de harina!— qué… ¡¿Qué?!— ¡¡Fuera de mi vista ahora mismo!!— La voz áspera de Avery se derramó— ¡¡Sal de aquí!!La madre y la hija miraron a Avery con caras de vergüenza.El rostro de Avery, distorsionado por la ira, parecía como si estuviera a punto de echarle agua caliente en cualquier momento.Mientras Cecilia y Susan se miraban con caras avergonzadas, Avery regresó a la cocina. Finalmente, Susan se sorprendió y le gritó a Cecilia cuando la vio cargando una olla grande.— ¡Mamá! Vámonos ¡¡Ahora si ha enloquecido por completo!!— La madre y la hija, asustadas, salieron corriendo de la tienda, escupiendo harina blanca. *
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