En su habitación Leah y Derek, se disponen a conversar de sus inquietudes como pareja:—Eres de armas tomar Leah, si no te detengo de seguro hubieses desgreñado a Savannah y a su madre.—Seguramente, son bien pesadas las dos. Derek sabes que, te estuve investigando un poco, referente a como seria nuestra vida íntima.—¿No te entiendo?—Hablo de esto, que ya sabes—le muestra unas imágenes, muy sugestivas desde su celular.—Ja, ja, ja, veo que estos temas te espantan.—Un poco, pero lo que más me incómoda es mi embarazo, no estoy tan flexible.—Ja, ja, ja, Leah eres bien ocurrente. Ya te dije, que el sexo entre los dos puede esperar.—Sólo quiero complacerte y hacerte feliz. No creas que no me doy cuenta, como te pones bien firme cuando te beso.—¡Leah! —se sorprende Derek mirándola con extrañeza.—Lo siento.—Mi muñeca ingenua y alocada. No quiero que te preocupes por eso, cuando ese día llegué lo disfrutaremos sin tanto alarde, es algo que se dará de forma natural. Ya no nos agobiemos
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