Su mirada se suaviza por un segundo cuando le cuentas la dura y complicada verdad que te ha perseguido desde la primera vez que lo viste. Pero él todavía se pone tenso, mirándote con atención. "Me importa un comino lo que quieras, niñita", dice con un chasquido indiferente. Su voz fría cae sobre ti. "Me importa un comino lo que hagas, siempre y cuando no pongas en riesgo a mi familia".Su familia. Tú no importas. Sientes un picor familiar en los ojos, un nudo en la garganta y, de repente, lo único que quieres es alejarte lo más posible de aquí, donde John no pueda darse el lujo de verte llorar. Te suelta lentamente, casi como si le doliera quitarte las manos de encima, o eso quieres pensar, para sentirte menos miserable mientras se aleja de ti. Cuando te ajustas la camisa y el sostén, te sientes usada y contaminada. Tus pechos cubiertos de su saliva, marcados por sus dientes... Tu ira se multiplica. Y John te observa, mientras intentas borrar el recuerdo sucio de tu piel. "Vete a
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