LucianEl momento en que Circe arrastra a Alina con ella al vacío sucede en una fracción de segundo, pero para mis ojos, es como si todo ocurriese con la lentitud de un caracol arrastrándose por los troncos de los árboles.Despego mis pies del suelo y brinco, extendiendo desesperadamente mi mano hacia Alina. Sin embargo, por alguna razón, siento que no llegaré a tiempo. El grito de Alina, lleno de terror, resuena en mis oídos y me saca de mi aturdimiento.Apresuro el paso, mi corazón late con fuerza, pero incluso mi acelerado esfuerzo parece insuficiente. Ella se precipita al vacío, al igual que Circe, y la desesperación se apodera de mí.—¡No, Alina! —grito y me lanzo al abismo sin dudarlo ni un solo segundo.La gravedad nos separa a una velocidad vertiginosa, nuestros ojos se encuentran en la caída libre. No puedo permitir perderla. Estiro mi mano hacia ella, pero ni siquiera con mi transformación siento que pueda llegar a tiempo. Alina, resignándose a su destino, cierra los ojos. P
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