Después de que la Corporación ConstruMateria se trasladó al Edificio Majestuoso, solo fui una vez, justo después de la mudanza. Hernán me llevó. Alquilamos un piso completo, lo que fue muy impresionante, y ambos nos sentimos llenos de logros personales.Ese día, me abrazó junto a la ventana de su oficina, mirándome con una expresión llena de cariño. —¡Gracias! ¡Querida! Me diste el apoyo para seguir adelante y tener una vida diferente. Créeme, no pasará mucho tiempo antes de que te regale este edificio.Sonreí irónicamente. Ahora, él está a punto de desgarrar todo eso con sus propias manos.Al entrar al edificio, la recepcionista me preguntó a qué piso iba y a quién buscaba.Una vez que mencioné a Hernán, me miró de arriba a abajo y me dijo con la expresión profesional de siempre: —Disculpe, señora. El jefe Cintas no está aquí, salió con su esposa.Mi cabeza dio un vuelco repentino. A pesar de que venía preparada mentalmente, esta respuesta aún me impactó.Mis manos apretaron involunta
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