Justo cuando se sentaron, se escuchó el ruido del motor de un automóvil afuera. Luego, alguien llamó a la puerta.—¡Mamá, voy a abrir!—Nicolás, que estaba más cerca de la puerta, fue a abrirla.Cuando abrió la puerta, se encontró con un anciano de cabello canoso y apariencia enérgica. Nicolás, sonriendo, preguntó: —Disculpe, ¿a quién busca?Don Ramón miró a Nicolás y, con solo una mirada, quedó atónito. Luego preguntó emocionado: —Pequeño, ¿quiénes eres?Nicolás sonrió y le respondió: —Abuelito, preguntar por el dueño de la casa en cuanto entras no es muy educado, ¿verdad?—Don Ramón asintió con entusiasmo y dijo: —¡Tienes razón! Te pareces mucho a Alejo en la forma en que hablas y te expresas—.Al escuchar esto, Nicolás se puso alerta y estaba a punto de responder cuando Ximena llamó desde atrás.—Nicolás, ¿quién ha venido?Nicolás se giró para mirar a su madre y le respondió: —Es un anciano, mamá, que habla de manera extraña.Al ver la reacción de Ximena, el corazón de Nicolás comenz
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