Al otro lado de la calle del bar, en una cafetería. Elías y sus amigos no se habían ido, sino que encontraron un lugar para sentarse, con la intención de disfrutar del espectáculo. —Lizbeth, ¿el guapo de hace un momento es un pariente tuyo? Es muy atractivo, por cierto, y también muy valiente; se atreve a desafiar al señor Josué.—Sí, es guapo y además sabe pelear; un hombre así realmente te hace sentir segura. Las chicas se agruparon y comenzaron a hablar en susurros. Sobre todo, cuando mencionaban a Pedro, sus rostros se iluminaban de admiración.—¿De qué sirve saber pelear? En la sociedad actual, lo que importa es la inteligencia, los contactos y el trasfondo. —Dijo Elías, algo celoso—. Además, si ofendes al señor Josué, si ese tipo podrá salir vivo del bar es otra cuestión. ¿Qué hay para alardear?—¡Exacto! Al golpear al señor Josué, desafió el honor de La Banda del Dragón Rojo. No importa cuán formidable sea, su destino solo podría ser desafortunado.—En resumen, le gusta dema
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