Después de que Raquel y su comitiva se marcharan, la familia García seguía teniendo la sensación de estar en un sueño. Les resultaba inimaginable que la altiva Señorita Raquel, después de ser golpeada, no solo no buscara problemas, sino que incluso bajara su orgullo para disculparse con ellos personalmente.—¡Es incomprensible!—¿Qué le pasa hoy a la familia Díaz? ¿Por qué se comportan de forma tan humilde?—¡Exacto! Si no me hubiera pellizcado, habría pensado que estaba soñando.—¿Será que la Señorita Raquel ha tenido un cambio de corazón y reconoce sus errores, por eso ha venido a disculparse?—¡Tonterías! ¿Cuántos miembros buenos hay en la familia Díaz?La gente de la familia García debatía fervorosamente, incapaces de calmarse.—¿Podría ser por culpa de Pedro?Paula frunció el ceño, llena de dudas. Desde la noche anterior, cuando golpearon a alguien, Pedro mostró una calma sobrehumana, como si tuviera todo bajo control. O no tenía idea de lo que estaba haciendo, o estaba ocultando
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