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143. VISITA
Me quedé observando a Julián por un momento, queriendo saber que me había querido decir con aquello. ¿Sería que me haría su mujer en la noche? Me asusté, sin embargo, recordé al siniestro monstruo y para que lo hiciera él, mejor lo hacía mi amado, y sin importarme que me veían todos, lo abracé con fuerza y le dije.—Cuando quieras y donde quieras, seré tuya una eternidad. —Casi fue un susurro en su oído, pero que hizo que me abrazara con fuerzas, para separarme después e inclinarse ante mí. —Le agradezco en el alma que haya decidido permitirnos enseñarle en verdad de dónde venimos —dijo muy serio, y para disimular al ver que todos se inclinaban ante mí de igual manera—Dejen eso, dejen eso —les pedí Y entusiasmada, sin saber lo que realmente había prometido, comencé a repartir abrazos y besos que me eran devueltos llenos de agradecimiento y amor. Algunos invitados me miraban sin dar crédito a lo que veían, les parecía algo surreal ver a la dueña y señora de la casa, abrazando y bes
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144. MIEDO
La entrada del padre Bartolomé, hizo que desapareciera. Estaba aterrada, abrazada de Tata Julián, que había vuelto a ser anciano. ¿Qué era eso que debía hacer? ¿Qué no le permitía hacer la piel negra de mi Julián?—¿Pasa algo querida? —preguntó el padre Bartolomé al verme abrazada de Tata Julián, temblorosa.—No pasa nada, padrecito. —Contestó Julián, solo se asustó con un rayo.—Hija, si vas a vivir por estos lares, deberás acostumbrarte, pues llueve mucho con truenos y rayos. Ha sido todo un éxito el anuncio de que bailaran para todos —comentó cambiando de tema el padre. —Todo el mundo está entusiasmado, y yo también, siempre he querido ver como bailan, ¿me dijo Tomasa que ella y Dolores también lo harán?—Sí, ellas también. Ahora, con su permiso, debemos la niña Ángel y yo analizar algo. Y sin más me tomó de la mano y me llevó con él hasta mi habitación, al llegar cerró para que nadie entrara y luego se detuvo delante de mí muy serio.—Ángel, debemos conversar sobre lo que me preg
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145. ESPECTÁCULO
Me quedo observándolo cuando me pide eso, no quiero ocultarlo, al menos a las hermanos quiero decírselo, y vivir mi amor sin miedo en mi casa, él, al ver como lo observo, sigue hablando. —Todavía no sé si tú lo harás, pero por el momento me aceptaste y me tienes a tu lado como tu hombre, y…, y creo que se lo quieres decir a todos, pero aún no es el momento amor, créeme, tienes que estar lista y ahora te atormentan muchas cosas. Eres aún muy frágil.—Lo sé, lo sé. Pero no quiero ocultarme en mi propia casa, no me importa que todos lo sepan, las hermanas me entenderán cuando se los explique.—Sigamos así, solo deja que te enamore de a poco, que te haga amarme. Además, ellas todavía no pueden verme de joven, solo ven al anciano.—¡Uyyy…, qué problema! ¡No quiero esconderme Julián, quiero amarte libremente! Digo zafándome de su agarre, camino molesta, pensaba que si ya me hacía suya, ese otro demonio dejaría de perseguirme y se rompería la maldición.—Yo también quiero gritarlo a los c
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146. SUS DIOSES
Me fijé bien en ellos, poseían cueros de los dos lados, envueltos en correas de piel que se entrelazaban formando un trabajado adorno en el centro, eran de diferentes tamaños, en el centro el más grande, a la derecha el mediano, a su izquierda uno pequeño. Los músicos se había colocado los mismos sobre un pañuelo en sus rodillas, tres hermosas mujeres vestidas de blanco completo, adornadas con collares de diferentes colores y pañuelos amarrados a su cabeza en forma de turbante, se colocaron detrás de Tata Julián que se mantenía de pie apoyado en su enorme bastón. Luego de terminar un primer rezo se detuvo.—Buenos noches.—Saludó a todos los presentes. —A petición de la señorita Ángel, hoy haremos una representación de los cantos y bailes que nosotros dedicamos a nuestros santos, los cuales representan todas las facetas de nuestra vida en la tierra. Con permiso del padre Bartolomé, les aseguro que solamente verán cantos y bailes, espero que disfruten. Estos instrumentos que pueden apre
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147. MIEDO
Los tambores comenzaron de nuevo a repiquetear algo cadencioso, cuando de pronto vi aparecer a Dolores, toda vestida de amarillo, con una corona en su sien, múltiples pulsos de oro adornaban sus manos, collares hermosos de cuentas amarillas resaltaban en su pecho, unos grandes aros pendían de sus orejas, su cabellera negra ondulada caía como una cascada por su espalda. Se veía tan joven y bella que una exclamación de asombro salió de mis labios. Estaba feliz, su baile era ondulante, provocativo, sensual. Su sonrisa siempre amplia parecía incitar a todos, movía su saya de un lado a otro majestuosamente. El ritmo aceleró, el canto se hizo alegre y ella giraba sobre sí misma haciendo que sus prendas sonaran, formando un conjunto con la música. Su risa cristalina retumbaba por todo el salón contagiándonos. La mirábamos sonrientes, percibíamos su felicidad, el tambor mayor comenzó a sonar insistentemente, y de pronto en una esquina apareció un recio hombre. Estaba vestido con una chaquet
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148.NUEVA AMENAZA
Ante la impresión que me causó, por un momento en que retumbó un fuerte rayo, lo vi. El horripilante ser venía con ella directo a mi encuentro. Me puse de pie asustada y corrí a meterme detrás de Julián, que no hizo nada por impedirlo, solo una leve indicación con su cabeza y al momento aparecieron junto a ella, el vestido de rojo con su hacha que se le enfrentó al ser monstruoso hasta hacerlo marchar. Para luego, ponerse a bailar provocativamente con ella, que unas veces le sonreía y otras lo atacaba furiosa, después se retiraron. No quería soltar a Tata Julián, que volvió a colocar sus brazos por mis hombros y me llevó con él al centro del escenario. Yo miraba aterrada para todas partes, temiendo que en cualquier momento ese ser viniera por mí. Él cantaba y cantaba sin soltarme, hasta me puso delante de su cuerpo, abrazándome sin temor con ambos brazos en un claro, además de protección. Para luego caminar de espaldas dejando espacio para el nuevo ejecutante Los tambores cambiaro
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149. ÁNGEL
No sé qué pasaba conmigo, pero me sentía eufórica, y sin importarme las señoras que se dedicaban ha hacerme cualquier cosa que fuera aquello que me hacían, estreché muy fuerte a Julián, que mantenía su figura de anciano y sin más lo besé. Todas se quedaron mirándonos en silencio, y de pronto ante mis ojos desaparecieron. Para mi asombro, ni me asusté ni les di importancia, recosté mi cabeza en su pecho y cerré mis ojos, me sentía feliz y segura. Unos suaves toques en la puerta me hicieron levantar la cabeza, y junto a Julián avanzamos para encontrarnos con una trabajador que nos avisaba que se marchaban. Me adelanté para alcanzarlos fuera de la estancia y los felicité de todo corazón, estaban radiantes, sudados y cansados, pero felices.—¡Mis queridos amigos ha sido espectacular, increíblemente excelente! No se marchen, vengan por favor al salón, queremos hablarles. Por un momento dudaron, pero a una señal de Tata Julián, me siguieron sin protestar, los chicos corrieron al encuentr
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150. APRENDIENDO
Todos estaban absortos en las preguntas y respuestas que hacía el padre y que Juliá respondía, pero esta vez era Aurelio quien lo hacía—Como lo dice padre, como lo dice. —Contestó de nuevo Aurelio. —Vaya, esta vez si no estaba equivocado —dijo sonriente el padre. —Tata Julián. ¿Y la buenaza de Tomaza que representaba?—El mar padre, reina sobre todas las aguas salobres —respondió para mi sorpresa sor Caridad que se nos unió en ese momento. —Lo acabo de averiguar con ella misma, dice que además es la diosa de la maternidad universal.—Ya me parecía que debía ser algo relacionado con el océano por el color de la ropa. Y que baila bien a pesar de tener tantas libras en el cuerpo, esa Tomasa, ja, ja, ja…, sí que me ha sorprendido de grata manera.—Cierto padre, es inmensa como el mar, ja, ja, ja…—Reímos todos ante la ocurrencia de la hermana Inés. —Pero una experta en ese baile, podía ver las olas, los remolinos, la calma y la furia del mar, todo reflejado en el movimiento no solo de
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151. ÁNGEL
El reloj daba las cuatro de la mañana, el radio apenas si pudimos sintonizarlo, logramos escuchar, después de muchos intentos, que el fenómeno se desplazaba muy despacio, por lo que se pronosticaban grandes destrucciones por las inundaciones. Mandé a todos a retirarse, a descansar mientras yo hacía otro tanto. Aunque tenía miedo, me introduje en mi habitación, para mi felicidad Julián estaba acostado en mi cama. Me acosté a su lado tratando de no despertarlo, se le veía muy agotado, como si hubiera estado en una batalla campal. Debe ser el gran esfuerzo que hizo al bailar, me dije. Mi sueño fue muy agitado, lleno de miedos y agonías. Volví a sentir aquella extraña respiración a mi lado, en la cama. Aun cuando en mi mente me decía que era mi Julián, algo en mi subconsciente me decía que no era la suya la que sentía. Trataba en vano de despertar, una mano recorría todo mi cuerpo deteniéndose en mi vientre. Yo gritaba y gritaba clamando por Julián, y nada pasaba, seguía sumergida en aqu
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152. DIARIO
Me quedé observando a Dolores al realizarme esa pregunta. No sabía el motivo por el que lo hacía, por ello le respondí y a la vez le pregunté—No pasa nada con él. ¿Por qué me lo preguntas? Salió me dijo a organizar y vigilar que todo marche bien, estoy un poco preocupada porque no ha regresado y casi anochece. ¿Crees que le ha pasado algo?—No, por eso no se preocupe. Es muy bueno en su trabajo, de seguro debe ser que el ganado bajo en busca de yerba a la explanada que está inundada. Le pregunto por qué tiene una cara diferente desde ayer y casi no habla. Lo conozco, desde que vinimos para esta casa, es la primera vez que lo vemos así. ¿Le dijo o hizo algo que lo ofendiera? Recuerde que es un rey en su tierra, tiene que obedecerlo en todo niña, si quiere salir viva de esta maldición.—Dolores, deja de amonestarme, no le he hecho nada. Ayer después del espectáculo me dijo que no entrara sola a mi habitación, que lo esperara afuera y lo hice.—¿Entonces que tiene?—¿Cómo voy a saber?
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