Capítulo diez: ¿Me vas a secuestrar?"Narra Fabio Caruso"Me quedé frente a la puerta, con los brazos cruzados y los ojos clavados en ella. No iba a ningún sitio. Le gustara a quien le gustara y le pesara a quien le pesara, yo era el hombre más poderoso de Londres y en mis dominios, todos me debían obediencia. Aunque, hasta ese momento, jamás había utilizado tal beneficio con mi propia esposa. Sin embargo, la situación lo ameritaba. De otra forma, Sabrina huiría y se escondería de mí otro mes si era posible.—Date la vuelta —exigió ella con resignación—. Tengo que vestirme.—No es nada que no haya visto antes, esposa mía.—Raras veces. Date la vuelta, Fabio.—Como desee, señora —asentí con frialdad antes de darme la vuelta. Yo tenía que hacer algo, tenía que hacerlo ya y la idea se formó en mi cabeza con rapidez.Sabrina era mía, la esposa perfecta y no quería otra. No estaba dispuesto a dejarla ir, mucho menos gestando a mi heredero.Cuando terminó de vestirse carraspeó y yo me di l
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