Giuliano RizzoMi recuperación fue difícil, no soy quien vaya a quedarse quieto ni mucho menos quien pueda acatar órdenes de manera fácil, pero ahora había descubierto el poder de una esposa. Las mujeres eran el mismísimo diablo, tenían gran poder para chantajear, ¿Cómo no me había dado cuenta antes? Hasta mi abuela tenía sus artimañas para poder hacer que mi abuelo obedeciera lo que ordenara.Violet no era la excepción. Estuvo jodiendo desde que abrí los ojos y hasta burlándose de mi, maldita chiquilla. En días de casados ya había encontrado un punto muy débil para mi, el sexo.Ella aceptó darme su virginidad y casi que podría haber mandado la recuperación al carajo si ella se desnudaba, pero no lo hizo. Debí seguir las recomendaciones del maldito médico que me dió mil instrucciones. Si no obedecía al médico al pie de la letra ella no abriría sus piernas para mi, jodida mujer. La sentí de lo más nerviosa después, preocupada por qué sucederá, si duele o si no duele, la desinformació
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