Desperté por el ruido insistente y molesto de mi teléfono. A tientas lo saqué del bolsillo de mi pantalón y me giré en la cama con los ojos cerrados debido al dolor de cabeza que presentaba.—¿Sí?—¿Dónde demonios estás, Karim?—No hables tan fuerte, ¿sí? —me quejé—. Estaba durmiendo. ¿Qué quieres?Alexandre soltó una sarta de groserías en portugués antes de recordarme de la maldita reunión que tenía hace dos horas con la constructora. Y, como ninguno de nosotros se presentó, la pospusieron para dentro de tres días, lo que retrasaría la obra de los tres hoteles.—Hablaré con la constructora. Lo siento, Alex. Sé que esto es muy importante para ti.Suspiró profundamente, tomando una calma que no siente. No es para menos que esté molesto, pues llevaba mucho tiempo esperando este momento.—Supongo que, para fallar por primera vez en tu intachable hoja de vida, es porque pasó algo importante, ¿no? ¿Qué te sucedió, Karim? Eres el tipo más responsable que pueda existir en este puto mundo.Me
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