-Oficialmente la guerra con el Continente Oeste a terminado. Todos mis guardias regresan a casa y el futuro pinta brillante para nosotros.- Dijo con una gran sonrisa. Lo miré confundida. -¿Nosotros? -Por supuesto, después de todo, estás viviendo aquí.- Dijo guiñándome un ojo. -Sabes que soy del Continente Central ¿No? -No importa, te acabo de naturalizar como loba del Este.- Dijo tomando mi mano y arrastrándome hacia la salida mientras yo reía divertida.- Por cierto, te ha llegado correspondencia y te la he dejado en tu dormitorio. Este último mes había estado muy ocupada, pero no tanto como para no decirle a mi padre todo lo que ha estado pasando conmigo. Bueno, con algunas omisiones, claro está; como por ejemplo, quién era el padre de mi bebé. Suponía que ya había llegado su respuesta a mis treinta hojas de pergamino. -Gracias, no tenías que haberte molestado.- Dije con una gran sonrisa. En los últimos días él y yo nos habíamos vuelto mucho más cercanos. Aun no llegábamos a l
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