—Las dos cosas, pero ya que insiste. Ya sé cómo llamaremos a la pequeña princesa de la familia.—Me da miedo preguntar, sin embargo, me está ganando la curiosidad por saber tan valiosa información ¿Cómo se llamara?—Dominica, ese es el nombre que le pondremos. Ahora iremos a las oficinas para registrarlos, necesitaremos comprar más cosas para ahora que estén en la casa, no quiero salir a media noche porque no tenemos pañales, ni leche, ni ropa, ni…— ¡Para! respira, respira. Deja de hablar tan rápido que no estoy entendiendo nada de lo que me estás diciendo, y me estoy desesperando nada más de verte parlotear como loca. Pobre de tu madre como logra soportarte tanto, eres igual a mi hija, ya entiendo porque se llevan de maravilla.—Hasta que por fin me entiendes, eso es solo una prueba de lo que he sufrido por todos estos años con mi querida y adorada hija.— ¡Mamá! me asustas, deja de hablar de esa forma de mí que estoy presente. Debes de hacer ruido cuando te acerques a dos personas
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