Reacciona Ana, dejando de lado el raciocinio. La duda, enseguida se apodera de ella. —Tony cómo pudiste, al menos me lo hubiese dicho. Criticabas a Alfred cuando, tú eres el más mentiroso de todos. —Ana, te lo puedo explicar, no es así como Grace lo señala—mira Tony a Grace con aprensión. —Grace, es mejor que vayas. No entiendo, porque tanto daño, si yo te albergue en mi casa, eres una egoísta—le reclama Rebecca. —La ingrata es otra, cuando tú fuiste quien me trajo, para que sedujera a tu hijo y me casara con él. Pero, de la nada me echaste como a un perro, desde que comenzaste a emparentar con la plebe. —Basta Grace, sal de mi casa ahora mismo o llamo a seguridad—advierte Rebecca. —No es necesario, que yo me la llevo—indica Justin. —De aquí, no me voy hasta que Tony, se comprometa en reconocer a mi hijo. —Que conste Grace, que se te pidió, que te fueras por las buenas—la levanta en peso Justin, quién es bien fortachón y la saca, rápidamente de la fiesta. El resto de los invita
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