CamilaSu voz fue como un trueno, desafiante e intimidante, bastó para que aflojara el agarre y me soltara, caminé hasta posicionarme al lado de aquel hombre que mantenía su cuerpo erguido y completamente tenso. Ángel alzó las cejas mirando de uno en uno, sonrió irónico, en sus ojos se podía observar el dolor, la decepción y la ira mezclarse, esa no era una buena señal, tenía que sacar a Dmitry de aquí en ese mismo momento. —¡Vaya! Tan descarada te volviste —soltó —ya traes a tu amante a presentárselo a tu padre —Vámonos —tomé el brazo del ruso jalándolo al vehículo pero este no se movió ni un poco y se mantuvo firme con la mirada desafiante. —Siempre evitando las cosas, ¿no, Camila? Algo tan típico en ti, no sé porque te aguanté tantas cosas.—Lo siento, Ángel, no quería que las cosas fueran así pero... —su risa sarcástica me interrumpió —¿Lo sientes? Que fácil, querer solucionar toda la mierda que me hiciste con un "lo siento" —negó con su cabeza mirándome con odio —Dime, ¿cómo
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