Fernando—¡¿Fernando, mi vida?! Por favor, no vayas a cometer una locura —Suplica angustiada mientras salimos del elevador y rápidamente nos vamos acercando al stand de mi secretaria.Una vez estamos allí, ella me toma del brazo para intentar tranquilizarme pero en estos momentos estoy que me lleva la fregada y nada más calmaría esto, partiéndole la cara al miserable que intenta seducir a mi esposa —¡A ese imbécil le enseñare que la mujer ajena se respeta! —Digo y doy un golpe en el stand.—¿Y crees que de esta forma, vas a lograr algo? Allá fuera me dijiste que tratase de razonar, porque estamos atados, por culpa de Felipe ¿Y ahora quieres levantar a ese hombre a golpes?.... te recuerdo que yo se defenderme por si sola y así, como le pusiste los tres puntos sobre la mesa a Paulina, lo mismo hice con Justo —Dice y ya no sé si sentir rabia, tristeza, odio por esto que está pasando.—Te recuerdo que la fuerza del hombre siempre será superior a la de una mujer y el hecho de que tengas es
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