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Todos los capítulos de Divorciada del cruel millonario: Capítulo 81 - Capítulo 90
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81. No más
81 JosephNo sé cómo sentirme respecto a todos estos meses que van pasando, Jennifer ha estado tranquila y su recuperación es todo un éxito. Si creo que pueda llegar a bailar de nuevo algún día, pero ella no ha querido hablar del tema.Poco a querido hablar del día del accidente, pero siento que me oculta algo y por eso evade mis preguntas.—¿Ya se va, doctor Kessler? —me pregunta Tiana cuando me ve salir.Miro la hora antes de responderle como es debido.—Sí, luego de que termines de archivar eso vete a casa —le dije con una pequeña sonrisa— y dime Joseph—Es usted mi jefe— me recalca como siempre a lo que suelto una risita.—¿Y eso qué? —me encogí de hombros —soy el mejor amigo de tu… el esposo de tu mamá —corregí a tiempo.—Augustus Bianchi es solo eso. El esposo de mi madre, no por eso le voy a faltar el respeto a usted— recalca —de todos modos, le tomaré la palabra de irme temprano, tengo un examen en la universidad sobre teología.—Suerte con eso— le dije caminando hacia el asce
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82. Mensajes desconocidos
82 JenniEstaba tan nerviosa cuando entré al local que no sabía que hacer, Asher se veía confundido aún así me siguió a una distancia prudente sin hablar, tomé dos cajas de test de embarazos y unas gomitas, luego me fui a otro pasillo en unos anaqueles donde vendían cosas de comida, me provocaba comer algo picoso así que compre todo lo relacionado al picante, vi una receta de unos youtubers y quería ver qué tan bien sabía.Luego pagué y me fui como si mi culo estuviera en llamas, no quería contarle a nadie que tenía un atraso de dos semanas y que era probable que estuviera embarazada.—¿Te sientes bien? —me pregunta Asher sin dejar de ver el camino a casa.—Sí, solo un poco… ¿extraña? —le dije y la última palabra salió como una pregunta.—Es extraño… sí —me dijo aparcando a un lado de la carretera— pero creo que serás una gran madre.—Yo… gracias —le contesté sin saber en realidad que decir.No planeé esto, y es como un golpe de realidad en el que te tienes que sentar a preguntarte qu
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83. Este Sacrificio
PauletteLas cosas no mejoraban, Sam se dio cuenta de algo, se me quedó viendo atentamente y sabía que esto pasaría, como cosa rara Foster no me hizo caso y me mando de nuevo a la boca del lobo, si ya tenía la maldita dirección, para que carajos quería que viniera, es estúpido.Alguien le decía los movimientos de FBI, ya estaba sospechando de eso, pero cuando escuché parte de su conversación lo confirmé.—¿A dónde vamos? —le pregunté cuando lo vi salir de Denver.—A un lugar seguro, cariño, luego de esto podremos irnos lejos del país.—¿En serio? —mi corazón comenzó a latir rápido dentro de mi pecho— me alegra, mi amor es lo que más quiero. Me lo prometiste hace meses— le recordé sin salirme de mi papel.Podría sospechar, pero no lo sabía a ciencia cierta, si es que quien llama no se lo dijo ya. Pensé en que pudo haber sido Foster, solo a él le digo las direcciones que me da Sam.—Ya verás a donde vamos —me dijo de manera enigmática y no me gustó.Recibió textos y llamadas por todo el
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84. Golpes
JenniferNo sé a dónde nos llevaron, pero pronto nos alejamos del ruido del tráfico, estaba asustada, sabía que me iba a llevar a Sam y ese era mi peor miedo.Pensé que no tendría que lidiar nunca más con él, me equivoqué y ese fue mi peor error.Mi mente trataba de pensar en cualquier cosa menos en Sam, pero fu inútil. Él que me metió en la camioneta fue el mismo que me sacó y me guio por un camino irregular hasta llevarme a lo que creo que es un cuarto, si es que mi nariz no se equivocaba con el olor mohoso a encierro que tenía, me sentó en una superficie algo suave y humedad y allí me quedé por mucho rato, aun con la capucha que me impedía ver, respiraba casi superficialmente tratando de evocar recuerdos bonitos para no tener un ataque de pánico o perder el sentido, necesita toda la fuerza que podía, temblaba de miedo solo de pensar en Sam haciéndole algo a mi bebé.Respiré hondo y traté de centrar mis pensamientos en otras cosas para no entrar en terreno peligroso, alguien entró a
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85. Me salvó
JosephRoger se comunicó conmigo brevemente y me pude quedar más tranquilo sabiendo que él estaba a cargo, pero de igual manera quise ir con ellos para recuperar a mi mujer, no pensaba volver a perderla de vista.—No está calificado para entrar con nosotros —insistió una joven que no me agradaba nada.—Aléjate de mí— le dije con voz amenazante— tú no puedes decirme nada cuando tu jefe ya me dio luz verde.—Solo quiero que comprenda que es un error, mi jefe solo lo deja venir porque es su amigo, está misión es sería— replica esta con cierto desdén— no está cualificado para acompañar a nuestro equipo y lo sabe.Estaba mas que calificado para esto y para más, pero no me iba a poner a defender un punto, voy a ir y ni ella ni nadie podrá decirme lo que puedo o no hacer para recuperar a mi mujer.—Lo que opines no me importa. Voy y es mi última jodida palabra ¿Hablé claro, niña?—Como el cristal— refunfuñó y se fue al otro extremo de la fila de autos.Horas.Habían pasado al menos seis hora
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86. Retorna el pasado
RickJoseph me llamó y me informó que Jennifer había sido secuestrada y mi mundo se vino abajo, durante años he intentado llevar la fiesta en paz con Gabrielle, y simplemente la perra es una maldita que ha arruinado a mis hijas y a mí por atravesarnos en nuestro camino. Nunca está contenta con nada, nunca ha sido feliz a mi lado, nunca es suficiente.Lo peor fue haberme tenido que casar con ella solo porque mis padres creyeron en la tontería de que le robé su virtud, ella solo quería un cebo y yo fui perfecto para eso.—¡Esto es tu culpa! ¡Toda esta mierda! —le reclamé a Gabrielle entrando a la cocina cuando por fin la encontré.No era ella quien cocinaba, oh no, ella jamás haría eso, estaba hablando con la cocinera para arreglar todo lo del almuerzo, porque todo tenía que ser como y lo que ella dijera.—¿Ahora de qué soy culpable? —pregunta volteándose y viéndome a los ojos como si fuera escoria.—Sam secuestró a Jennifer, Joseph no tiene ni idea de donde está— le conté compungido.—
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87. Gracias por venir
JenniMe dolía mucho ver a mi hermana en este estado, se desmayó al menos dos veces y eso me tenía sumamente preocupada, las veces que despertaba traté de mantenerla hablando, pero decía que estaba cansada, no sabía si había venido con alguien más, pero sí creo una distracción de este tipo es porque no estaba sola ¿verdad?—Pau, Pau… mírame de nuevo, hermanita —le pedí desesperada por tenerla consciente por más minutos.—Estoy bien— dijo en apenas un murmullo audible— siempre que estes bien.Se supone que la hermana menor siempre cuide a la menor, yo lo hacía cuando estábamos pequeñas.¿Cuándo cambió todo?Tenía horas aquí tiradas esperando que entrara Sam y al menos me dejara curarla, estaba muy preocupada por su estado, su cara era un arcoíris con sus hematomas por todas partes, no quise moverme mucho y era poco lo que veía desde mi posición.No quise moverme de acunar su rostro en mi regazo, me dolían las piernas, pero era algo secundario en comparación de lo que ella había pasado
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88. Reconfortante
Jennifer El mundo me da vuelta cuando vuelvo en sí, parpadeo varias veces para asegurarme de estar despierta, pero aun todo me da vueltas. —Señora Alderwood ¿está bien? —escucho que alguien me pregunta. Me gustaría decirle que el mundo me da vueltas, pero siento mis labios sellados y mi garganta seca. —Hija mía— escucho la voz familiar de mi papá— ¿Cómo te sientes? Sentí en mis labios algo húmedo que me hizo poder abrir la boca, y luego el liquido vital llenó un poco mi cavidad bucal dejándome ansiosa por más, estaba enfocando más la vista, pero me sentía aun mareada y con el estómago revuelto. —Todo me da vueltas— dije en un hilo de voz. —Es normal, señora Alderwood usted ha pasado por mucho en estas últimas 24 horas— me comenta la voz amable a mi derecha, me giro para ver quien me habla y logro enfocar una mirada de ojos oscuros y sonrisa amable —ya le pusimos suero, dentro de poco podrá ingerir alimentos, estaba usted deshidratada. —¿Estará bien? —escuché otra voz de mujer q
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89. Cielo despejado
89 JenniCamino por el césped fresco hasta llegar al cura bajo la gran carpa blanca, el cielo estaba despejado sin una nube, el sol brillaba en todo lo alto y las aves cantaban una melodía bastante bonita, no sé bien porque venía, pero me puse un conjunto del color de la obsidiana que se amoldaba a mis curvas y también era discreto y cómodo, logré llegar sin desmayarme a la parte delantera de las sillas y me senté tratando de soportar esto.—¿Esperamos a alguien más? —pregunta el padre viéndome de manera interrogante levantando ambas cejas.—No padre, nadie más vendrá. Puede empezar— me senté bien derecha esperando el comienzo del fin.No hay prensas y no queríamos a nadie más que solo familia, aunque, eso se redujera a uno.Me tomó dos días organizar un sepelio que no quería hacer, pero que de todas formas hice, mi papá y Claire se ofrecieron en venir y acompañarme, pero no quise compañía el día de hoy, sentía que era algo que debía hacer sola.El padre hizo una mueca y comenzó
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90. En una isla
90 SamEstoy sintiendo la arena en mis pies desnudos, el sol pega de lleno en mi rostro y lo disfruto mientras la brisa refresca un poco el agobiante calor, doy un sorbo a mí bebida fría viendo la rodaja de limón nadar con los cubos de hielo en mi vaso, tengo unos pantalones cortos cómodos y ando sin camisa dejando ver mis abdominales bronceados a la vista de cualquier persona si hubiera personas. Si no fuera una isla desierta.Noto mi piel bronceada por pasar el día fuera de casa, me gusta esta nueva vida que me puedo dar.—Cariño, deberías de ponerte más bloqueador, tienes la piel muy delicada y te quiero disfrutar toda la noche— me dice la mujer en cuestión con un puchero en sus mullidos labios y se arrodilla frente a mí, comienza a masajear mis piernas con el bloqueador solar y luego mi torso desnudo.—Gracias, lindura— le di un beso en cuanto tuve su rostro cerca del mío.La besé más profundo y más duro a medida que mi erección iba creciendo.—¿Cómo no estar pendiente del am
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