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Todos los capítulos de Amor, Deseo y Venganza: Capítulo 81 - Capítulo 90
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Prosiguen la marcha
El primer resplandor que anunciaba el alba aún no se manifestaba en las montañas cuando ya Velkan y Tamar se habían levantado y comenzaban a recoger todas las cosas que se tenían que empacar. Velkan recogía la tienda mientras ella preparaba café de nuevo para comer con pan y un poco del queso que habían tomado de las provisiones de la base. Luego de terminar de recoger todo se prepararon para comenzar la marcha, sin embargo él se detuvo por unos momentos como si estuviera pensando en algo que le preocupaba mucho.De repente colocó sus mochilas de nuevo en el piso. Hasta ahora habían marchado sin llevar las armas en la mano, solo Velkan llevaba la AK-47 al hombro como medida de seguridad en caso de que los alcanzaran mientras marchaban al paso del águila, pero ahora tenía la clara impresión de que debían llevar las armas a la mano, sabia de la importancia que le estaban dando a él en estos momentos, incluso mucho más que la otra vez que lo habían perseguido porque aquella vez se habían
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Al alcance de sus enemigos
Caminaban a buena velocidad y él pensaba que si mantenían este paso podrían llegar con cierta ventaja al paso del oso, el cual era un poco más difícil de cruzar y con ello podrían ganar una considerable ventaja si alcanzaban a cruzarlo antes de la noche porque los soldados tendrían que esperar a cruzarlo al dia siguiente.La primera noticia que tuvo Velkan de que lo habían alcanzado fue el tableteo de una ametralladora a la distancia y luego la lluvia de proyectiles alrededor de ellos. Obviamente les estaban disparando con armas de largo alcance y gran potencia de tiro, por los impactos dedujo que se trataba de una calibre punto 50, pensó que quizás la habían tomado del helicóptero caído.De inmediato le dijo a Tamar que se cubriera en unas rocas que había en el sendero que estaban recorriendo en ese momento. El mismo se cubrió pero a unos treinta metros más atrás de ella y se ocultó detrás de una gran piedra, ésta medía un par de metros de ancho y un metro veinte de alto, lo suficien
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Hora de defenderse
Aprovechando que todos estaban cubiertos en las dos columnas o escuadras que estaban tratando de acercarse a él, Velkan tomó puntería hacia los dos soldados que manejaban la punto cincuenta. Apuntó con cuidado de nuevo y disparó, el soldado que estaba disparando el arma cayó hacia atrás con violencia, muerto en el acto, y el otro que servía de ayudante se tiró al suelo para protegerse. Velkan volvió su vista al promontorio que había visto primero y que pensaba que allí se colocaría él si fuera el francotirador, ésta vez se aseguraría de que no lo sorprendieran de nuevo. Dirigió el arma hacia el promontorio y vio a través de la mira con cuidado, aparentemente no había nadie pero no quitó la vista.Esperó unos segundos, luego un minuto, dos y de pronto apareció la punta del cañón de un arma de largo alcance, y detrás de ella se vio el resto del cañón y la mira que sobresalía por encima del arma y luego, la cabeza de un soldado, por fin allí estaba el francotirador. Velkan respiró suave
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Quién es quién…
El teniente Meskhi estaba a cubierto detrás de un nutrido grupo de rocas, bastante alejado de donde habían colocado la ametralladora y por donde había descendido la tropa. Con horror vio cómo caían abatidos uno tras otro los soldados al tratar de emboscar al fugitivo.Ya no tenía dudas de que para atrapar a Velkan tendrían que utilizar otra estrategia, el fugitivo había demostrado cualidades suficientes para convertirse en un auténtico dolor de cabeza. El teniente Meskhi ya tenía bastante claro que se estaba enfrentando a un sujeto que debía haber servido en unidades de élite de algún ejército extranjero.Por unos momentos sintió odio hacia sus superiores quienes le habían asegurado que lo único que tenía que hacer era alcanzar al fugitivo y rodearlo, que lo demás iba a ser “coser y cantar” Pero no había resultado así, el fulano era muy resistente y además había estado herido de gravedad y se suponía que recién se estaba recuperando de las heridas y operaciones a las que se había vist
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Nuevas órdenes
El teniente Meskhi terminó de rendir informe a su comandante de base y esperó pacientemente en línea mientras el comandante Beraia se comunicaba con sus superiores para recibir las instrucciones pertinentes. Estaba pensando qué estrategia seguir para poder atrapar a éste tipejo que los mantenía en jaque, porque el gran problema era qué no era fácil capturarlo, en particular en estas montañas y en este sitio en particular, cuya geografía no era favorable para un ataque en regla. Por otro lado, si se hubiera tratado de eliminar al sujeto hubiera sido más fácil, porque con el poder de fuego de las puntocincuenta, el helicóptero hubiera podido dar cuenta fácil de él.Pero la limitación de no poder matarlo le daba una especial ventaja al sujeto, así que tendría que esperar a ver si las instrucciones cambiaban o si habrían otras consideraciones, pensaba que debía pedir más explicaciones a sus superiores, sin la información adecuada cualquier misión se podía ir al traste. En eso se oyó la e
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Apurando la marcha
Al levantarse lo primero que hizo fue buscar a Tamar con la vista, no se veía a simple vista y eso lo preocupó, ¿estaría herida por una bala perdida? La angustia comenzó a atenazarle el corazón, tomó la AK-47 en sus manos y se disponía a correr hacia donde había visto a Tamar la última vez antes del enfrentamiento, cuando ésta apareció poco a poco detrás de la roca donde se había refugiado todo ese tiempo. Velkan dejó caer todo lo que tenía encima y salió corriendo hacia donde ella estaba, porque vio que estaba cojeando de una pierna.─¿Tamar, estas bien? ─le dijo con un tono angustiado de voz.─Si, amor, estoy bien, pero no me atrevía a moverme y se me acalambró la pierna ─dijo con un rictus de dolor dibujado en la cara─ Fuera de eso estoy perfectamente bien, ¿y tú cómo estás?─Estoy bien, cariño. Un poco molesto por lo que tuve que hacer ─en verdad resentía lo que había hecho y quería que ella lo supiera.─Te entiendo, Velkan ─trató de consolarlo aunque fuera sólo con palabras, sabí
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Un descanso inusual
La noche transcurrió sin ningún incidente en particular, algunos lobos merodearon cerca del refugio al percibir el olor de seres humanos, los guiaba más la curiosidad que el hambre en éste caso. A pesar de acercarse bastante el parapeto que había armado Velkan fue suficiente para evitar que pudieran pasar hacia donde estaba la tienda de campaña. Luego de ver que no podían acercarse más a la extraña figura que se veía a través de las ramas se alejaron buscando otros objetivos más sencillos, como conejos u otro animal que pudieran cazar.La mañana llegó con un viento helado que soplaba de los montes más altos hacia la cordillera que estaba más abajo, las primeras luces del alba ya aclaraban el oscuro paisaje de la noche anterior cuando Velkan abrió los ojos y de inmediato se hizo cargo de la situación, miró el reloj de pulsera que había recuperado de sus pertenencias y vio que ya iban a ser las seis de la mañana. Tamar estaba recostada de su brazo izquierdo por lo que al moverse ella t
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Planificando la salida
Velkan se sorprendió un poco al descubrir al vigía, porque no era exactamente lo que esperaba. Debería haber visto el resto de los soldados tratando de darle alcance, o a un francotirador tratando de cazarlo cuando estuvieran en la dura pendiente del paso del Oso. Pero este solitario vigía armado con sólo unos binoculares de gran alcance era algo que no se esperaba, pero eso le dió entonces una idea: estaba claro que habían cambiado la estrategia para tratar de capturarlo.Ahora estaba seguro de que los había escarmentado bien, la cantidad de bajas que le había hecho a sus perseguidores los había hecho consultar con sus superiores, se imaginó que mandarían instrucciones para que los siguieran de cerca para conocer sus movimientos, eso significaba que estarían atentos a cuando llegaran al Elbrús para recuperar los documentos. Entonces tratarían de acercarse, porque si ya sabían que él había sacado los documentos donde los tenía escondidos la probabilidad de que lo atacaran para matarl
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Dejando atrás a sus perseguidores
El beso también electrizó a Velkan, los días que habían estado marchando sin parar y esforzándose al máximo los mantenía agotados, por lo que los encuentros amorosos habían quedado limitados a los primeros días de marcha, pero ya tenían más de una semana que no se había tocado íntimamente el uno al otro, por eso la reacción no le fue extraña a ninguno de los dos.Velkan la rodeó con sus brazos para pegarla más a él y ella colaboró con ello subiendo sus brazos y rodeándolo por el cuello con ellos mientras se pegaba literalmente al hombre, juntando sus caderas como si fueran estampillas pegadas a una hoja de papel.Así estuvieron por un par de minutos, disfrutando de el intercambio de sus lenguas, lo que hacía que el calor subiera entre ellos, las manos de ambos trataban de abarcar lo más que podían del cuerpo del otro como si quisieran arrancarse la piel, o la ropa, para sentirse más cerca el uno del otro.De pronto, con la misma intensidad que se habían abrazado se soltaron al darse c
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Dejando los recuerdos
Tamar que iba unos pasos delante de él no se había dado cuenta de sus pensamientos, pero en ese momento se volteó para ver cómo iba, al ver su expresión se paralizó por unos momentos haciendo que se detuviera de repente, Velkan chocó contra los brazos extendidos de ella deteniéndose de golpe y al mismo tiempo regresando bruscamente a la realidad. Se la quedó viendo a los ojos entre sus lágrimas, Tamar vio la angustia que se reflejaba en su mirada y lo abrazó con fuerza, imaginaba lo que estaba pensando, por primera vez vio al asesino implacable que llevaba Velkan adentro y que había estado dormido desde que lo hirieron.Las lágrimas de Velkan corrían en abundancia y el dolor era como si una puñalada le hubiera abierto el pecho... cuando Robert lo sacudió por los hombros regresó abruptamente al presente, lo miró a los ojos sin comprender, había estado tan metido en sus recuerdos que éstos habían ocupado todo, hasta sus sentidos. Las lágrimas corrían aún por su cara, las limpió con rabi
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