Cuatro años después… –Doña Conchita, ¿qué me dice?, no puede hacerme eso, ¿me va a dejar solo? –Derek por Dios, fui secretaria de tu abuelo, de tu padre y ahora tuya, ¿es que los Kendall no piensan darme un descanso nunca? –Usted descansa, no exagere, que siempre la hemos obligado a tomar sus vacaciones y eso debe servirle de muestra porque cada vez que regresa encuentra un desastre, ¿se imagina lo que sucederá si no trabaja más aquí?, se va a hundir la oficina. –Hay una chica de mi iglesia dominical, que necesita trabajar, se ha criado en el convento, pero ha sido excelente estudiante, ayuda a la administración de la iglesia, del orfanato y no hay cuenta que se le escape. ¿Quieres que la traiga por unos días?, si resulta te la quedas y yo me retiro tranquila, ¿de acuerdo? –Solo tráigala mañana para conocerla y le haré una entrevista, porque tampoco estoy para estar entrenando. –Yo la entrenaría, solo así podría e
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