JULIÁNMe sorprendo mirando mi teléfono de nuevo, la angustia en mis venas es casi incontrolable a medida que se acercan las seis sin que Armando regrese. ¿Dónde demonios están?. Cuanto más larga es su ausencia, más empiezo a entrar en pánico; ¿Qué ha descubierto que podría estar reteniéndolo tanto tiempo? O peor aún, no ha encontrado nada y está analizando hasta la última opción."Sin ofender, Alfa", dice Eduardo mientras me ve mirar mi teléfono como si estuviera tratando de hacer que el tiempo pase más rápido. "Pero si miras ese teléfono una vez más, lo arrojaré al otro lado del campo. Necesitas concentrarte". Su palabra destila una seriedad que solo se usa en situaciones como esta. Con los brazos cruzados, con una expresión estoica plasmada en su rostro viendo a los miembros de la manada desfilar hacia las gradas preparadas para eventos como este.Usando el enlace mental, me acerco a Armando nuevamente, tratando de obtener un informe de progreso y no encuentro nada más que resisten
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