Los periodistas lanzaron risas malévolas. Sus miradas agudas, llenas de alegría malvada, burla, desprecio y odio, escudriñaron cada centímetro de Luz, causando un dolor abrumador que se sentía como gusanos carcomiendo cada uno de sus huesos.—Mamá, no tengas miedo, te protegeré— Inés muy desafiante, abrazó con gran fuerza a su madre, interponiéndose entre ella y las miradas malignas. A pesar de ser una joven normalmente tranquila y recatada, ahora mostraba una determinación sin miedo. —Nunca permitiré que nadie te lastime, ¡nunca!—Inés, mamá está bien— Luz murmuró con la mirada perdida, sus ojos claros ahora nublados y confusos. Inés lo vio y sus lágrimas comenzaron a caer, adhiriéndose a los mechones de cabello de su madre.—¿Qué dijiste? ¡Dímelo de nuevo! — María señaló al periodista con furia, su rostro enrojecido por la ira, a punto de perder el control.—María, esto no tiene nada que ver contigo, ¿realmente vale la pena enojarse tan poco? — se burló otro periodista.Leticia frunc
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