Alessandro miraba de forma seria a Ignacio ya que en ese momento él estaba en su papel de médico y por lo tanto no podía dejar morir a nadie. - Ignacio, yo soy un médico y no puedo… - empezo a decir el rubio, en eso sonó el teléfono del pelinegro, quien al contestar se puso serio mientras habla con la persona al otro lado de la línea. - Ten – dijo pasándole el teléfono. - … - el rubio frunció el ceño y tomo el teléfono - ¿bueno? - Hola guapo. - ¿Melissa? - Jeje sip amor, ya luego te explico, pero lo importante es que ignores a Ignacio ya que Natalia y yo necesitamos con vida a esa mujer, al menos por ahora. - ¿Por qué? - Es su madre y digamos que también deseo vengarme de ella. - De todos modos, como médico yo buscare salvarla. - Lo se mi amor, mantenla viva hasta la tarde. - Ok, aquí te espero. - Te amo – menciono la pelinegra terminando la llamada. - Yo me quedare aquí para cuidarla – menciono Ignacio un poco molesto con la orden que recibió. - ¿Te regañaron? – pregunto
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