33. La versión
----PUNTO DE VISTA [Isabella]---- Juro que, si no hubiese reconocido su olor, sus manos, su tacto, ya me hubiera dado un paro cardiaco. Él me pega a su pecho, pero me sigue tapando la boca. — Shhh —dice cerca de mi oído— Shh Pasan al menos unos diez minutos, antes de Maximiliano me suelte. No me molesto en ocultar que estuve llorando, estoy muerta de miedo. — Por una vez en tu vida, Isabella, hazme caso. No me preguntes nada, hasta que estemos en casa, por favor. Lo único que puedo hacer es asentir. No puedo ni pronunciar palabras. Maximiliano me toma de la mano, me guía por donde caminar. Seguimos así por unos minutos, hasta que miro detrás de nosotros para asegurarnos que en verdad nadie nos siga, es entonces cuando veo el rastro de sangre. Yo no estoy herida. Miro a Maximiliano inmediatamente. — ¿Te han lastimado? — Solo fue un rozón. Apresurémonos a llegar a casa, para que Alessandro me ayude con esto. Oh por dios, eso no parece un “rozón de bala”, es demasiada sangre.
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