—Sí, señorito.— asintió Omar Pérez.Sin embargo, Ánsar Ramírez era discreto y misterioso, y nunca le gustó mostrarse en público.Incluso en la subasta, solo presenció, pero no se sentó a la mesa, y pocos tuvieron la oportunidad de ver su verdadero rostro.—Si intentamos citar en nuestro nombre, es probable que esté en guardia—, pensó Polo.—¿Y si... en nombre del segundo señor Juárez?—No es necesario—, dijo Polo con una sonrisa irónica, —¡digamos que mi abuelo desea verlo!Omar se sorprendió ligeramente, —Hmm, ¡también es una opción! Después de todo, el abuelo tiene tanto prestigio que Ánsar Ramírez no puede permitirse faltarle al respeto.Polo sonrió, pero al siguiente segundo su rostro se oscureció.Se encorvó, como si alguien le hubiera partido las articulaciones de las piernas, y soltó un gemido de dolor.—Señorito, ¿está bien?— Omar se preocupó.Polo le hizo una señal con los ojos para que hablara en voz baja, Lucía aún estaba en la cocina.—No pasa nada—, se movió un poco, —es s
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