Capítulo 371
Él no llevaba pantalones. ¡No llevaba pantalones, por Dios!

—¡Ah, ah, ah!

¡Qué desgracia!

Samuel Baro continuó soltando gritos como un cerdo sacrificado, y con prisa agarró una prenda cercana para cubrirse.

La chica estaba asustada, con las manos sobre la cabeza, agachada en el suelo temblando sin cesar.

Justo en ese momento, alguien golpeó la puerta del vestuario. Samuel se detuvo de golpe, sin tener tiempo de reaccionar, solo escuchó desde afuera —¿Hay alguien dentro? ¿Puedo entrar ahora o no?

Era la voz del hombre.

Samuel estaba confundido.

Estaba a punto de abrir la puerta cuando algo le agarró el tobillo.

Bajó la mirada y vio a la chica, agachada frente a él, agarrando su pierna, con los grandes ojos llenos de lágrimas.

—No... — suplicó ella —no abras la puerta, no digas que estoy aquí...

—¿Qué?— Samuel Baro estaba aún más desconcertado —¿qué está pasando?

—¡Te lo ruego!

Los golpes en la puerta se hicieron más fuertes.

Samuel no tuvo mucho tiempo para pensar, justo en el momento e
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